Brasil busca consolidarse como exportador de petróleo ante las expectativas de aumento en la demanda de combustibles durante los próximos años, además de importador de derivados, sobre todo de diésel y queroseno de aviación, precisó la EPE, empresa pública vinculada al Ministerio de Minas y Energía.
José Mauro Coelho, director de Estudios del Petróleo, Gas Natural y Biocombustibles de la Empresa de Investigación Energética (EPE), aseguró que el éxito exploratorio y la alta productividad de la zona de la reserva del presal pueden impulsar el aumento de la producción brasileña en los próximos años.
“Tengo la convicción de que nuestra producción de petróleo crecerá mucho y deberá alcanzar en 2026 una extracción cercana a 4,5 o 5 millones de barriles equivalentes de petróleo por día, lo que prácticamente duplicará la producción en un plazo de 10 años”, dijo Coelho.
Agregó el director que el crecimiento de la demanda en la producción de petróleo no deberá ir acompañado de un aumento en la producción de derivados de la refinación, en caso de que las inversiones en el parque nacional no lleguen a materializarse.
Coelho explico que “En ese caso, la demanda (por derivados) no acompañará la oferta (de petróleo crudo). El país producirá entre 4,5 y 5 millones de barriles para una demanda de entre 3 a 3,5 millones de litros de derivados. Y eso lo convertirá en un gran exportador de petróleo”. Señaló que un análisis del sector de refinación del país no muestra muchos cambios, desde el punto de vista de la oferta de derivados, en un horizonte de 10 años.
“No vemos muchos cambios, nada relacionado con Comperj (Complejo Petroquímico de Río de Janeiro), a excepción de la posible entrada de la Unidad de Procesamiento de Gas Natural en 2021. Y también la posibilidad de que entre el segundo tren de la Rnest (Refinería del Nordeste) en 2023, que agregará algo a la capacidad de refinación”, agregó.