México ofrecerá, este miércoles, a empresas petroleras extranjeras el derecho de perforar en las codiciadas aguas profundas del Golfo de México, que albergarían miles de millones de barriles de crudo, en el punto culminante de una reforma energética apenas seis meses antes de las elecciones presidenciales.
Sería la prueba más importante de la apertura histórica del sector energético lograda por el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, que buscaba atraer cientos de miles de millones de dólares de inversión para dar un giro a la declinante industria petrolera estatal.
Para Peña Nieto y su partido las apuestas son altas, ya que quieren mostrar los frutos de la liberalización antes de las elecciones del 1 de julio. La reforma fue su iniciativa económica más destacada pero los resultados han sido mixtos. Los sondeos muestran que el candidato del partido gobernante va a la zaga del postulante favorito, un izquierdista que promete revisar los contratos de energía si gana. Una subasta exitosa ayudaría al oficialismo.
Las principales petroleras del mundo presionaron, durante décadas, por el acceso a las reservas de petróleo y gas de México. La petrolera estatal Pemex, cuyo monopolio de 75 años acabó con la reforma, carecía del capital y la experiencia para extraer crudo de la roca bajo las aguas más profundas del país. Titanes del sector se apuntaron para participar en la subasta en Ciudad de México. Entre ellos están Exxon Mobil Corp., Royal Dutch Shell Plc, BP Plc, Total SA y China Offshore Oil Corp. (CNOOC).
Las empresas energéticas van saliendo de una recesión, con los precios del petróleo cerca de un máximo de tres años. Tienen más efectivo ahora que en los años previos, así que las condiciones son mejores que en las ocho subastas anteriores realizadas por México desde la reforma.
Dijo recientemente el subsecretario mexicano de Hidrocarburos, Aldo Flores, sobre la subasta. “Hay un alto nivel de interés”, “Queremos buenas empresas, con capacidad de invertir y desarrollar el sector”.
El secretario de Energía, Pedro Joaquín Coldwell, dijo el martes, “las compañías que ganaron en subastas previas han prometido inversiones por 61,000 millones de dólares. Pero el país necesita diez veces más para que la producción petrolera vuelva a los niveles récord de 2004”.
México enfrenta una dura competencia de rivales regionales interesados en atraer a grandes petroleras mundiales. Brasil, Argentina, Uruguay y Ecuador han liberalizado sus sectores y este año están subastando yacimientos de petróleo y gas.
Las grandes petroleras BP, Shell y Exxon conquistaron, hace apenas tres meses, algunos de los territorios más codiciados en aguas profundas de Brasil desarrollarlos requerirá decenas de miles de millones de dólares. Ninguna de las 26 empresas y consorcios que se han inscrito en la subasta mexicana ha confirmado si presentarán finalmente ofertas ni dado detalles sobre en qué bloques de petróleo y gas están interesados.
Ejecutivos de la española Repsol, la japonesa Inpex Corp., la estadounidense Chevron Corp., la india ONGC Videsh y la noruega Statoil ASA han confirmado que sus empresas están considerando presentar ofertas. “Ya hemos firmado un memorando de entendimiento con Pemex y hemos calificado para ofertar por bloques, así que lo estamos considerando”, dijo a Reuters el martes el director gerente de ONGC.
Inpex planea presentar una oferta en consorcio con Chevron y Pemex, dijo a Reuters una fuente cercana al tema. Se espera una fuerte puja en los bloques de la cuenca de Perdido, que está cerca de aguas estadounidenses donde operan empresas petroleras y tienen infraestructura, dijeron ejecutivos y expertos de la industria. La parte sureste de la cuenca de Salina también debería tener un gran interés, añadieron.
Varias de las empresas que ganaron en subastas anteriores han hecho grandes hallazgos, sumando más de 2,000 millones de barriles de petróleo crudo equivalente a reservas. La reforma ha generado buenos negocios a firmas de servicios petroleros y de mapeo sísmico, que ha concretado ventas por 800 millones de dólares en paquetes de datos a las compañías que están considerando participar en las subastas.
El gobierno ha suavizado sus ambiciosos objetivos en busca de socios para Pemex, luego de que firmas extranjeras no aceptaran los altos costos relacionados a esos proyectos. Algunos de los esfuerzos de México por atraer inversiones han sido menos exitosos.