Después de haber roto por primera vez, en julio pasado, el monopolio de Pemex, ochenta años después de que la industria fuese nacionalizada. El gobierno mexicano ha convocado pública subasta de nuevas concesiones a inversores privados para la explotación de los recursos de hidrocarburos en aguas profundas y menos profundas.
Ironías de la historia: quien habría de ejecutar la nueva política mexicana sería un heredero ideológico del partido que nacionalizó el petróleo: el Revolucionario Institucional (PRI). Andrés Manuel López Obrador es de momento el favorito de las elecciones presidenciales de julio próximo. Obrador es el líder del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), de claro tinte populista, y ha prometido que si gana las elecciones revisará las concesiones ya otorgadas.
Ingresos de US$ 93.000 millones reportaría la subasta por 19 de los 29 bloques ofertados para la extracción de petróleo y gas en aguas profundas. El gobierno se daba por satisfecho si hubiese recibido ofertas por siete de los bloques. Nueve de las concesiones se las ha llevado Royal Dutch Shell. Otros ganadores han sido BP, ENI, Chevron, Total, Statoil y la española Repsol, que ha obtenido tres. Se espera que con las siguientes rondas de subastas los ingresos alcancen $153.000 millones, según Guillermo Zamarripa, del Grupo Financiero Interacciones.
Aunque de los catorce bloques en aguas menos profundas ofrecidos en julio del pasado año solo dos encontraron ofertante, dos meses después una mayor flexibilización de las condiciones de explotación, garantías y seguros permitieron que un bloque con reservas probadas recibiera nueve ofertas, llevándoselo ENI, que admitió haber cedido una participación del 83,75% al gobierno mexicano, superando con mucho el mínimo legal del 34,8%. La argentina Pan American Energy y la Fieldwood Energy ganaron sendos bloques con una cesión del 70%.
La razón profunda de la concesión de bloques de explotación es que el monopolio Pemex carece de los fondos y la capacidad de capitalización necesarios para afrontar la explotación de unos recursos que requieren fuertes inversiones. Como indicador de esa necesidad está el hecho de que la compra de los estudios de viabilidad técnica y geológica han reportado a sus propietarios $800 millones. Sin embargo, para esta subasta Pemex puso gratis su base de datos a disposición de los concursantes, tal es la prisa que tiene para frenar su decadencia con la ayuda de los inversores.
Uno de los sectores menos desarrollados de la industria mexicana de hidrocarburos, es la exploración, en contraste con la abundancia de estudios sobre los fondos del Golfo de México pertenecientes a los Estados Unidos. Esa es una de las razones de la decadencia de esa industria mexicana. Si en 2004 Pemex había extraído 3,8 millones b/d, en 2014 su producción cayó a 2,46 millones b/d. Se espera que las nuevas concesiones ayudarán a elevar la producción a partir de 2019. Las concesiones mexicanas tendrán un impacto considerable en los planes de Brasil, Argentina y Ecuador de atraer capital para reavivar sus industrias petrolíferas. La desregulación mexicana se ha extendido también a los sectores ‘midstream’ y ‘downstream’ de la industria. Es en este último sector (refino y comercialización) donde Obrador pondrá en primer lugar sus miras, pues es ahí donde el consumidor mexicano ha sufrido las alzas directas de los precios, dando argumentos al candidato presidencial contra los planes del gobierno.
Andrés Manuel López Obrador tiene una ventaja de seis puntos porcentuales sobre su principal contrincante, Ricardo Anaya, del Partido de Acción Nacional (PAN). El líder de MORENA ha prometido someter la reforma del petróleo a referéndum popular, aunque se duda de que constitucionalmente pueda invalidar los contratos de explotación ya concedidos. Las posibilidades de que Obrador ejecute las medidas populistas más atrevidas no son muy grandes. El cuerpo legislativo está muy dividido, y existen poderosos intereses empresariales y financieros dispuestos a resistir sus presiones, en momentos en que la economía crece sustancialmente. Tendría, sin embargo, facultades para no abrir nuevos concursos para la explotación de los hidrocarburos.
En cuanto al gran desafío lanzado por el presidente Trump a Peña Nieto por la prometida reforma o cancelación del Tratado de Libre Comercio de Norteamérica, López Obrador no estaría en mejor posición que su antecesor para resistir las presiones de Washington.
Nuevas adjudicadiones de Repsol
Repsol, en consorcio, se ha adjudicado tres áreas exploratorios en aguas profundas del Golfo de México en la licitación realizada este miércoles por la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH) del país. En concreto, la petrolera, a través de Repsol Exploración México, se ha hecho con el área 10 del bloque Cordilleras mexicanas, en consorcio con PC Carigali México y Ophir México, una superficie de 1.999 kilómetros cuadrados.
De igual manera, se ha adjudicado el área 14, donde acudió como socio con PC Carigali México y que cuenta 2.241 kilómetros cuadrados, y el área 29, en consorcio con PC Carigali, Sierra y PTTeP, cuya superficie de 3.253 kilómetros cuadrados. La angloholandesa Shell se ha adjudicado un total de cinco de los nueve contratos licitados por el Gobierno mexicano en el primero de los bloques, cuatro de ellos en alianza con Qatar Petroleum y otro más en asociación con Pemex.
En la licitación estuvieron presentes grandes empresas internacionales del sector como las propias Repsol, Shell o Chevron. Estas rondas del Gobierno mexicano se enmarcan dentro de la reforma energética en el país que abre a los proyectos privados un sector como el petrolero que ha sido monopolio estatal. El pasado mes de junio, Repsol, también en consorcio con la mexicana Sierra Perote, ya se adjudicó otro bloque en las subastas lanzadas por el Gobierno de México.
Estas adjudicaciones fortalecen la presencia de la petrolera presidida por Antonio Brufau en México, un país en el que además la compañía está estudiando, aunque de la mano de socios locales, desembarcar en el mercado de estaciones de servicio.