PDVSA se prepara para que sus mejoradores de crudo operen muy por debajo de su capacidad, según fuentes y documentos de la industria vistos por Reuters, luego de una ola de apagones y una caída en los inventarios de diluyentes. La nación miembro de la OPEP depende de los mejoradores, en su mayoría operados por compañías conjuntas entre la estatal petrolera venezolana y empresas extranjeras, para convertir el crudo extra pesado de la Faja del Orinoco en crudo exportable. Juntos, los mejoradores tienen una capacidad de procesar unos 700.000 barriles por día.
Apagones prolongados se han sumado a los problemas de mezcla y exportación de crudo, además de una paralización del principal puerto petrolero de PDVSA, Jose. Los mejoradores de Petropiar y Petromonagas, de propiedad parcial de Chevron y Rosneft, respectivamente, no han reiniciado operaciones por completo desde el apagón del 7 de marzo.
Petrocedeño, con participación parcial de Total y Equinor, y Petro San Félix, de propiedad exclusiva de PDVSA, dejaron de funcionar luego de un segundo apagón el 25 de marzo. “Los mejoradores aún están detenidos”, dijo el líder del sindicato de trabajadores petroleros, José Bodas. Según un documento interno de PDVSA, Petropiar y Petrocedeño están “en proceso de reiniciar”.
Fuentes familiarizadas con el asunto dijeron que Petropiar había reanudado operaciones este jueves, pero que estaba operando a media capacidad. Se espera que Petromonagas se someta a una “limpieza y reparación” este mes después de que los trabajadores de mantenimiento encontraron que dos hornos fueron obstruidos por productos de desecho, mientras que Petro San Félix está “paralizado”, según el documento.
Se lee en un documento interno de PDVSA que detalla la planificación para abril, “No se espera que los mejoradores aumenten el procesamiento” y agrega que es poco probable que Petro San Félix reanude sus trabajos, mientras que los tres restantes probablemente procesarán el crudo a tasas reducidas. Una fuente de la industria, quien habló bajo condición de anonimato porque no estaba autorizada a referirse a estos temas públicamente, dijo que los bloqueos de los hornos de Petromonagas probablemente mantendrían al mejorador fuera de servicio durante 20 días. Agregó que la compañía había cancelado todos sus envíos de productos mejorados en abril.
Por su parte Total se negó a comentar, mientras que Chevron refirió las preguntas a Petropiar, que, como todas las empresas conjuntas de petróleo en Venezuela, está controlada por PDVSA. Rosneft y Equinor no respondieron a las solicitudes de comentarios. Los apagones han generado un obstáculo adicional para los esfuerzos del presidente Nicolás Maduro por detener una caída en la producción, principal fuente de ingresos de Venezuela.
Esta baja en la producción petrolera seguramente se acelerará tras las sanciones de Estados Unidos a fines de enero, parte de su campaña para presionar la salida de Maduro del poder. Las exportaciones cayeron alrededor de un 40% en febrero, inmediatamente después de las sanciones, pero se mantuvieron estables en marzo, ligeramente por debajo de 1 millón de barriles por día (bpd).
La estatal petrolera venezolana, para mantener estables las ventas al exterior con una capacidad limitada de mejoramiento, necesitará importar diluyentes, crudo ligero o nafta pesada, que se pueden mezclar directamente con el aceite extra pesado del cinturón del Orinoco para obtener crudos exportables. Pero las sanciones impidieron a las empresas estadounidenses, que eran los principales proveedores de diluyentes a Venezuela, vender esos productos a PDVSA.
Petrosinovensa, una empresa conjunta de PDVSA y CNPC de China que produce crudo Merey, producía aproximadamente un 60% de los 132.000 bpd de crudo mejorado que tenía previsto, mostró el documento de PDVSA. Para evitar una nueva caída en las exportaciones, el país ha recurrido recientemente a Rosneft para el suministro de diluyentes, según una fuente de la industria y datos de Refinitiv Eikon. El petrolero Torm Hilde con 780.000 barriles de nafta zarpó hacia Venezuela, mientras que se espera que otra nave, con 500.000 barriles, lo haga pronto.