Tras la salida de EU del acuerdo climático de París, compañías y personajes han respaldado la propuesta de gravar las emisiones y dar esos ingresos a los estadounidense.
Aquí hay dos sorpresas: Las grandes petroleras quieren gravarse a sí mismas para luchar contra el cambio climático y quieren que los ingresos sean destinados a las familias estadounidenses.
Las principales compañías petroleras, incluyendo a ExxonMobil, BP, Royal Dutch Shell y Total respaldaron una propuesta de impuestos sobre el carbono que ha estado ganando terreno en Washington.
Otros destacados promotores incluyen al millonario exalcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, al físico Stephen Hawking y al exsecretario del Tesoro de Estados Unidos, Larry Summers.
El plan ha encontrado apoyo después de que el presidente estadounidense Donald Trump anunció que abandonaría el acuerdo climático de París, aislando a Estados Unidos de los esfuerzos globales para reducir las emisiones de carbono y limitar el aumento de las temperaturas.
El Climate Leadership Council, que ayudó a reunir a la inusual coalición, publicó este martes un anuncio en el Wall Street Journal que describió la propuesta como “favorable para el medio ambiente, procrecimiento, proempleo, procompetitividad, y favorable para la seguridad nacional”.
El anuncio también describió que el plan encarna “los principios conservadores de los mercados libres y el gobierno limitado”.
Así es como funcionaría el plan:
Las empresas serían gravadas sobre el dióxido de carbono generado por la minería, la perforación y otras actividades realizadas en Estados Unidos. La tasa comenzaría alrededor de 40 dólares por tonelada y subirá a partir de allí.
Los ingresos del impuesto serían entonces pagados a los estadounidenses —independientemente del nivel de ingresos— en cuotas mensuales a través de la Administración del Seguro Social.
El Climate Leadership Council dijo que el impuesto al carbono podría generar un estimado de 2,000 dólares para una familia de cuatro miembros en su primer año.
Las empresas obtendrían un descuento cuando exportaran productos al exterior para asegurar un comercio global igualitario.
Los productos importados a Estados Unidos también se gravarían en función de su contenido de carbono. Los ingresos de este “impuesto de ajuste fronterizo” serían pagados directamente a los estadounidenses.
El grupo también sugiere que algunas regulaciones ambientales no serán necesarias si el impuesto sobre las emisiones de carbono es lo suficientemente alto.
Summers y el exsecretario de Estado, George Shultz argumentaron que el plan aborda las preocupaciones de Trump sobre el acuerdo de París, asegurando que las empresas estadounidenses no estén en desventaja.
“Nuestra larga experiencia en Washington nos ha enseñado que la transición de lo inconcebible a lo inevitable a veces puede ser muy rápida”, aseguraron los políticos a los escépticos.
Es improbable que la propuesta obtenga apoyo en todos los rincones. El costo del impuesto podría ser traspasado de las empresas a los consumidores, y algunos ambientalistas sostienen que las fuerzas del mercado no son un sustituto de una regulación eficaz en lo que respecta a reducir las emisiones de carbono.
“ExxonMobil tratará de vestir esto como activismo climático, pero su agenda clave es proteger a los ejecutivos de la responsabilidad legal por contaminación climática y fraude”, dijo la activista de Greenpeace Naomi Ages.
Los analistas también dicen que el plan sería muy difícil de implementar.
“Visto en un aislamiento glorioso del resto del mundo, tiene a muchos apoyándolo”, dijo Gregor Irwin, economista en jefe de la consultora estratégica Global Counsel. “Pero tan pronto como comienzas a mirar cómo se proponen hacer que funcione [con otras partes del mundo]… se vuelve realmente complicado y realmente desordenado”.
Irwin dijo que, por ejemplo, sería difícil calcular impuestos justos sobre el carbono en las importaciones, desde el petróleo hasta los automóviles y los semiconductores.
El plan también requiere de respaldo político y legislación federal, un proceso que podría tomar años.
“Podría tardar otra elección presidencial para que esto sea plenamente promulgado”, dijo Ted Halstead, quien dirige el Climate Leadership Council.
Halstead, quien ayudó a traer a las grandes petroleras a bordo del plan, dijo que le gustaría ver al gobierno de Estados Unidos avanzar con el impuesto al carbono, pero otros países como Francia, China o Reino Unido podrían tomar el liderazgo en su lugar.
“La idea podría iniciarse en cualquier país”, indicó y señaló que la promulgación de las normas en una nación podría conducir a un “efecto dominó”.
El Consejo de Liderazgo Climático publicó una lista de compañías y personas prominentes que apoyaron el plan de impuestos sobre el carbono. Aquí hay algunos otros promotores notables:
- General Motors
- Johnson & Johnson
- Procter & Gamble
- Pepsi
- Unilever
- El titán de los fondos de cobertura Ray Dalio
- El industrial indio Ratan Tata